Fruto que procede de África. Se dice que los primeros cultivos se realizaron por primera vez en el valle del Nilo y que fueron los agricultores egipcios quienes lo hicieron. Con formas redondeadas y de tamaño grande, gigante si la comparamos a casi el resto de las frutas. En algunos lugares se la conoce como melón de agua.
Esta recubierta de una gruesa cáscara de color verde veteado en la parte externa y su interior es blanca jugosa.
Su pulpa atractivamente roja cuando está madura invita a darle un mordiscón los días de calor en pleno verano.
Posee muchas semillas que se destacan fácilmente ya que el negro de las mismas resalta sobre el rojo de su pulpa. Actualmente se sigue experimentando genéticamente con el sentido de lograr pulpas más dulces y menor cantidad de semillas.
La textura de la pulpa es arenosa y al introducirla en la boca se disuelve fácilmente puesto que el 90% de ella es agua, es rica en fructuosa (azúcar de la fruta) y pobre en calorías.
Es una fruta muy jugosa y refrescante e ideal para la estación en la cual madura, que es el verano, ayuda a combatir la sed, a quitar el mal gusto de la boca y a eliminar mucosidades.
Es depurativa y antioxidante además de aportar una cantidad considerable de vitaminas A, C, E, potasio, magnesio y otras sales minerales.
Es ideal para dietas hipocalóricas ya que aporta muy pocas calorías (32 calorías cada 100gramos).
Su aporte graso es mínimo al igual que su aporte en fibra.
Posee otra condición interesante y es su fácil asimilación, al ser digerida sin dificultad por el organismo.
La vitamina A que aporta la sandía es cuatro veces más que la naranja.
El aporte de calcio y hierro si bien no es alto tampoco es despreciable y por todos sus aportes es una fruta aconsejable de consumir durante las etapas de crecimiento y desarrollo.
Es también útil para prevenir enfermedades infecciosas.
Aconsejable para quienes padecen de gota, artritis, reuma y ciática por ser su jugo mineralizante que ayuda a eliminar los ácidos acumulados en el organismo limpiando la sangre y los tejidos de impurezas.
Puede ser ingerida (con moderación) por pacientes diabéticos. También para hipertensos y obesos.
Es buena para las madres que están amamantando puesto que fluidifica la leche haciéndola de más fácil digestión durante la lactancia del bebe.
Al ser pobre en aportes calóricos y de bajo contenido en hidratos de carbono la hacen apta para dietas hipocalóricas
Tiene una acción ligeramente laxante al tener fibras en cantidades considerables. En caso de constipación intestinal mejora y acelera el tránsito intestinal. No aconsejándose a aquellas personas que sufren de diarrea o problemas intestinales.
Su jugo es bueno para las personas que tienen fiebre alta, tomándolo colado y de a sorbos aporta sustancias nutritivas, refresca y calma la sed.
Cómo saber cuando una sandía está a punto para comer.
La fruta debe estar firme, pesada y su parte externa debe estar poco brillante.
Para saber si está en su punto justo de maduración se golpea la superficie con los dedos y cuando se siente un sonido hueco, nos indica que está a punto.
Este sonido se produce cuando la sandía está llena de agua y es la señal de que debe ser consumida.
Si no está a punto se puede dejar madurar unos días a temperatura ambiente.
Es sensible al frío pero una vez comprada conviene ponerla en la heladera para que la pulpa no se torne seca y fibrosa.
Algo más que interesa saber.
Es un fruto totalmente aprovechable ya que tanto la pulpa como el jugo, cáscara y semilla son comestibles.
Las semillas se comen tostadas o molidas para elaborar panes y su cáscara se emplea para hacerla confitada o glaseada.
Su pulpa además de disfrutarla sola se puede aplicar para diversas posibilidades como helados, ensaladas, sorbetes etc.
Es bueno saber con que alimentos combina la sandía. Los cereales y sus derivados (harina, fideos, pan) con batata, papa y miel.
Conviene comerla entre comidas, media hora antes o tres horas después de las comidas. Nunca como postre, porque diluye los jugos digestivos y hace lenta la digestión, o durante el desayuno y la merienda.
Receta casera para la tos. Mezclar una taza de jugo de sandía previamente colado con 1 cucharada de miel. Calentar esta preparación y tomar 3 cucharadas cada dos horas entre las comidas o antes de comer.
Como todos estos ingredientes son saludables no perdemos nada con probar su resultado.
Interesante todas sus cualidades y además un fruto refrescante en el verano.
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