Tareixa Enríquez
Las bebidas refrescantes del
verano aportan un número muy elevado de calorías porque suelen llevar mucho
azúcar. Así que hay que buscar alternativas que nos ayuden a apagar la sed sin
sumar calorías. Una buena opción para disfrutar es el té helado. Si eliges
variedades como té verde, rojo o blanco, además de refrescante te aportarán
valiosos antioxidantes. Y como sabes, los antioxidantes son muy necesarios en
verano ya que el exceso de sol provoca más radicales libres, culpables del
envejecimiento prematuro de la piel, entre otras cosas. Aquí tienes algunas
recetas para que tu bebida refrescante se convierta en un verdadero ritual de
belleza. Además, si usas té
verde, también te ayudará a quemar grasas, ya que tiene actividad termogénica.
Té rojo helado con frutas
El té rojo, también
llamado Pu-erh o té de los emperadores, se seca de forma natural
y se somete a un método tradicional de maduración que le proporciona un aroma y
sabor característicos. Para preparar un refresco con té rojo, necesitas
1 litro de agua mineral, 4 bolsitas de té rojo, fruta troceada al gusto (melocotón, albaricoque,
manzana, pera) y hielo. Pon a hervir el
agua y cuando empiece el hervor, viértela en la tetera con 4 bolsitas de té rojo.
Tápalo y déjalo infusionar de 5 a 7 minutos. Luego retira las bolsitas y añade
el hielo. Remueve y cuando esté frío agrega las frutas troceadas. No hace falta
añadir azúcar.
Té verde helado con vainilla y
frutas
El té verde está
elaborado a partir de hojas de té seleccionadas, sin fermentar. De esta manera
los principios activos se preservan tal y como se encuentran en las hojas
frescas. Por ello este té tiene un potencial antioxidante mayor que el té negro
y que presenta una menor concentración de teína.
El té verde frío con
vainilla, se prepara con 1 litro de
agua mineral natural hervida a una temperatura de70-80 °C y 4 bolsitas de té verde. Se
deja infusionar 2 minutos, y luego se le añade una ramita de vainilla entera y
unos trocitos de piña, papaya, o albaricoque.
A la hora de servir, se le incorpora el hielo. No precisa añadir azúcar.
Té frío rooibos con zumo de
granada para los niños
El
rooibos o té rojo de Sudáfrica (que nada tiene que ver con el té rojo chino) es
originario de Sudáfrica) y es muy rico en bioflavonoides, proantocianidinas,
vitamina C, ácido fenólico y un alto contenido en minerales. Al no ser un té,
está exento de cafeína.
Como a los niños no
les conviene tomar té, puedes prepararles un refresco frío con rooibos. Se
prepara añadiendo a una jarra con 4-5 bolsitas de té rooibos, 1 litro de agua
mineral hirviendo (a 95 ºC) y se deja infusionar tapado de 7 o 10 minutos. Se
retiran las bolsitas, se le añade una rama de canela y se deja enfriar. Luego
se le añade 2 tazas de zumo de granada frío, se mueve bien y se deja en la
nevera y listo para tomar. Si se quiere endulzar más, se puede añadir un poco
de azúcar moreno o de estevia.
Té blanco frío con sandía y
albahaca
El té blanco es un delicado té elaborado
con los brotes jóvenes de las hojas recién recolectados y secados al sol. Es el
más rico en antioxidantes.
Puedes preparar un té blanco frío
usando 3 bolsitas de té blanco por cada litro de agua mineral hirviendo. Déjalo
infusionar de 5 a 7 minutos con una ramita de albahaca fresca. Retira las
bolsitas de té y déjalo enfriar y luego añade unos trocitos de sandía y déjalo reposar
en la nevera. Añade el hielo en el momento de servirlo. Si te gusta un poco
dulce, puedes añadirle unas gotitas de estevia líquida.
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